Se cansan las personas. Se hunden en el abatimiento, la apatía, la inseguridad, el despecho, el ego o el humo. Sacan la bandera blanca y claman rendición sentimental en el campo de las emociones.
Freud decía que dentro de los seres humanos habitaban dos fuerzas intensas que actúan sobre nuestra vida, representadas en Eros y Tánatos. La primera fuerza nos ata a la vida, nos mantienen en pie y nos conduce hacia un orden cósmico de armonía y estabilidad; pero junto a esta fuerza ordenadora cohabita el instituo de Tánatos, una fuerza oscura que nos conduce a la autodestrucción y que hace aflorar sentimientos retorcidos y suicidas.
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